Edición: Feb 2021
En octubre de 2019 Philip Alston, relator especial para la pobreza extrema y los derechos humanos de la ONU, escribía una nota en donde pedía cautela en el uso de la inteligencia artificial (IA). Allí señalaba que estábamos comenzando a ceder terreno en la protección de la privacidad y en otros derechos humanos, ?embobados? por las promesas de la tecnología del nuevo Estado de bienestar digital.
Advertía que el uso de la IA por parte del Estado se estaba enfocando principalmente en la disminución de costos y el incremento de la eficiencia, decisiones estas que no han hecho otra cosa que crear sistemas que ?atacan, vigilan y castigan? a las personas más pobres. Vigilancia, manipulación y pérdida de privacidad son elementos constitutivos de un futuro distópico que debemos evitar a toda costa.